La antigua técnica china basada en situar los elementos del entorno de manera que se encuentren en harmonía se llama Feng Shui, y propone unas pautas para que puedas conseguir este equilibrio en tu casa.
El color de las paredes juega un papel clave a la hora de conseguir esta estabilidad. Los más recomendados son los tonos tierra, no muy oscuros, asociados a los colores de la naturaleza. El sofá es el elemento más importante de este espacio, y para poder adquirir el equilibrio, esta técnica recomienda que preferiblemente esté apoyado en una pared, para evitar dar la espalda a la puerta de la sala. Un chaiselongue o una rinconera son una buena opción para conseguirlo.
En cuanto a la colocación de los muebles: las butacas, mesas y el sofá, deben colocarse de manera que entre ellos, sin dejar ángulos rectos, formen una especie de cuadrado donde la energía pueda fluir libremente, creando un espacio de serenidad y confortabilidad a tu hogar.